miércoles, 25 de mayo de 2011

EFECTO INVERNADERO

La cantidad de CO2 libre en la atmósfera es uno de los factores principales
que determina la temperatura en la superficie terrestre por medio del denominado efecto invernadero, fundamental para el  mantenimiento de la vida en nuestro planeta, y se relaciona con el balance de las energías emitidas 
absorbidas por la Tierra. Todo cuerpo emite un espectro de radiaciones con diferentes longitudes de onda que es característico de su temperatura superficial. El Sol emite una gama de radiaciones que para la temperatura superficial que posee, alrededor de 6.500 ºC, se ubica preferentemente en el rango del espectro visible. La atmósfera de la Tierra es en gran parte transparente al espectro visible de la radiación solar, por lo que prácticamente
toda la energía de la radiación solar incide sobre la Tierra.
Sin embargo, la energía que emite la Tierra, que depende de su temperatura superficial (alrededor de unos 20 ºC), está desplazada hacia el espectro infrarrojo, que es el correspondiente a la radiación de calor. Las radiaciones infrarrojas son absorbidas diferencialmente por la atmósfera en función de la concentración de ciertos gases, en particular el CO2. 
De esta manera, a más CO2 atmosférico existirá una dificultad mayor para la eliminación de la radiación infrarroja reflejada por la superficie terrestre hacia el espacio, lo que producirá un calentamiento paulatino de la superficie del planeta.  Si no se produjera el efecto invernadero, la superficie de la Tierra no habría alcanzado la temperatura mínima necesaria para la vida.
 






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